El papel perverso de los principales medios de comunicación en la desestabilización de las leyes laborales

Resumen

Con una capacidad admirable para crear mitos, los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad en el imaginario popular por el espejismo de un mundo paradisíaco: el del emprendimiento. Estas empresas difunden el mantra fraudulento “sé tu propio jefe” cuando sería más honesto decir “esclavízate voluntariamente sin causar consecuencias, castigos, cargos o demandas a la comunidad empresarial”. Los principales medios de comunicación, o medios corporativos, desempeñan un papel clave en la exaltación del espíritu empresarial. Afirmar que tal iniciativa está “en el ADN de los brasileños” y “en el espíritu de nuestro pueblo” es un lugar común en el periodismo asociado con mecenazgo. “Cincuenta y dos millones de brasileños tienen sus propios negocios”, es algo que se dice en la televisión con naturalidad y una sonrisa en los rostros de los presentadores, con la intención de que esos datos parezcan un gran avance. En la práctica, hay millones de desempleados, personas que no tienen más remedio que salir a la calle en busca de unos centavos todos los días haciendo trabajos ocasionales. De las empresas que operan en el país, el 70% son microempresarios individuales (MEI). Llamar empresario a un vendedor ambulante es otro eufemismo más para el mundo encantado separado de la vida real. Todo este discurso sirve a la robusta comunidad empresarial, ávida de enterrar los logros de los derechos de los trabajadores. También retrata la particularidad de los grandes medios de comunicación en Brasil, que está en manos de media docena de familias, un retrato de la concentración de poder y renta. Un medio que actúa en interés propio y de las grandes empresas publicitarias, en detrimento de los intereses de los trabajadores.