LA SEPARACION DE LOS CAMINOS UN ANALISIS CRfTICO DEL LIBRO HOMONIMO DE MICHAEL FRIEDMAN1



Mario Ariel Gonzalez PORTA2


RESUMEN: La filosofia contemporânea se ha caracterizado por la presencia de un dualismo esquizoide entre la tradiciñn analitica e la tradiciñn fenome- nolñgico hermenéutica. El origen histdrico del mismo puede ser fijado en el Congreso de Davos, el cual, por otra parte, señala el comienzo de1 olvido de un otro programa, la filosofla de las formas simbñlicas de E. Cassirer e que hoy puede ser considerado como alternativa e posible diiecciñn de supera- ciñn del dualismo mencionado. Tal es, en sintesis, la posiciñn defendida por M. Friedman en su reciente monografia, escrita en el contexto de la convic- ciñn de una crisis derivada del agotamiento de las tradiciones y de la subse- cuente necesidad de una reorientaciñn. El texto que ofrecemos comenta cri- ticamente e1 estudio de Friedman, mostrando donde y cñmo él puede y debe ser completado o, eventualmente, corregido.

PALABRAS-CLAVE: Filosofia analitica; hermenéutica; fenomenologia; filosofia de las formas simbolicas; Congreso de Davos.


Introduccion


El siglo XX presenta un fenñmeno sui yeneris en la historia del pen- samiento filosofico: la coexistencia de dos desarrollos paralelos entre los cuales, sin embargo, domina un hiato absoluto, no encontrando los par ticipantes de uno y otro las condiciones para el diñlogo. En los ultimos treinta aiios, sin embargo, se observa una reversiñn de esta tendencia. Los antagonistas parecen haber agotado las posibilidades intrinsecas a sus iespectivos programas y buscan ahora caminos de interacciñn y acercamiento. En el circulo anglosajñn, éste movimiento se manifiesta bajo la forma de la conciencia de una crisis cuya superaciñn exigiria, in- cluso, una filosofia pos-analitica. Tarea prioritaiia de la misma debera set e1 trascender las limitaciones de la visiñn técnico-cientifica del mundo, cuyo piedominio hegemñnico habria distanciado al pensamien- to analitico de la vida en general y de las cuestiones concretas del hom- bre contemporñneo en particular. Es en el marco de la tendencia des- cripta que se inscribe el nuevo libro de Michael Friedman, quien encuadrado en la tradiciñn anglosajona, asume como punto de partida e1 agotamiento de los modelos vigentes y la correlativa necesidad de busqueda de alternativas.

Aun cuando, la intenciñn de Friedman es, en ultima instancia, sis- tematica, su abordaje es, histñrico: para comprender la situaciñn actual y sus posibles salidas tenemos que evidenciar e1 origen de la inconmen- surabilidad entre las dos corrientes caracteristicas del pensar contem- poianeo, el momento, a partir del cual, ellos renuncian definitivamente a toda mediaciñn. Asimismo, el cuñndo, el cñmo y el porqué de tal in- conmensurabilidad e, incluso, el a partir de qué sea posible reencontiai el camino de la unidad perdida, estñn interrelacionados.



Exposiciñn descriptiva


La cristalizaciñn de un hiato en el desariollo filosñfico contemporñ- neo se consolida, segun Friedman, en el Congreso de Davos (1926), del cual paiticiparon Cassirer, Heidegger y Carnap. Cassirer llega a Davos como el principal exponente de la tradicion clasica alemana; Heidegger, como la nueva gran promesa; Carnap, como un ansnimo estudiante que ve en el evento mencionado la oportunidad de contactar las dos refeien- eras filosñficas del momento.

Luego de establecer el comun trasfondo kantiano y neokantiano de los pensadores mencionados, Friedman compara los mismos de dos en dos, tomando como eje central en todos los casos el encuentro en Davos y sus derivaciones.

La polémica entre Carnap y Heidegger gira en torno a la relacisn en- tre filosofia y metafisica, por un lado, lñgica y ciencia, por otro. Segun la tesis neo-positivista carnapiana, la tarea de la filosofia consiste en esta- blecer la linea demarcatñria entre enunciados con y sin sentido. Los enunciados metafisicos integran este ultimo grupo. Ellos son “seudo- enunciados” que, aun cuñndo, ciertamente, “expresan” algo, no “dicen” nada sobre el mundo, no establecen “estados de cosas”. Un enunciado de ta1 tipo serta la tesis heideggeriana: “La nada nadifica” que, por un lado, otorga a la nada dos funciones categoriales diversas y, por otro, le trata como nombre de un objeto. En ambos casos, aun cuando de modos diversos, estamos frente a algo incompatible con lo que enseña el anali- sis lñgico del lenguaje, segun el cual, “nada” es simplemente la negaciñn del cuantificador existencial. La contra-argumentation de Heidegger se basa en denunciar que su rival da por concedido justamente lo que estñ en discusiñn, a saber, la prioridad de la ciencia frente a la metafisica, de la proposiciñn en sentido ldgico frente a toda otra forma de “decii”

Si partimos de la base que el nucleo de la polémica Carnap-Heide- gger se contiene en la dicotomia cientificismo / anti-cientificismo, es inevitable ver en un pensador como Cassirer una figura mediadora en- tre dos posturas radicales que, manteniéndose en diñlogo con ambas, efectua un ultimo intento de preservar la unidad de la filosofia. Su “teo- ria de las formas simbñlicas”, en tanto afirma la existencia de una mul- tiplicidad de modos igualmente legitimos de “comprensiñn” (Weltveis- tehen› y/o conocimiento del mundo, procura integral en forma harmoniosa las exigencias de la ciencia y de “la vida”. Ahora bien, es caracteristico del radicalismo de los años veinte el hecho que una iefle- xisn conciliadora como la cassireriana, ya no encuentre entre sus con- temporaneos el eco que merece, aun cuando, sin duda, ella resulta ex- tremamente atractiva, convidando a un nuevo comienzo, una vez que se anuncia at agotamiento del dualismo maniqueo presente entre las tradiciones filosñlicas caracteristicas del siglo XX.


Novedad del punto de vista del autor


Ni que el congieso de Davos señalñ de modo inequivoco e1 fin del neokantismo y el comienzo de una nueva época del pensar, ni que, a partir del mencionado evento, Heidegger pasñ a ocupar e1 lugar de Cas- sirer como figura de referencia del pensamiento alemñn, pasñ desaper- cibido a sus contemporñneos y, mucho menos, a sus historiadores. Por otra parte, basta leer algunos de los numerosos comentarios existentes, para convencerse que ninguno de los analistas de la polémica Heidegger - Carnap ignorñ el hecho que ella simbolizaba una ruptuia decisi- va. ¿Cual es, entonces, el verdadero aporte de Friedman? ¿En qué con- siste su contribuciñn decisiva? Basicamente, en tres puntos interrelacionados:

  1. Friedman establece el vinculo existente entre el congreso de Da- vos y “La Eritrea de la metafisica a partir del anñlisis lsgico del lenguaje”, con lo cual situa al famoso artigo carnapiano en su verdadero contexto.3

  2. Al asi hacerlo, pasa a considerar el Congreso referido desde un punto de vista histñiico-sistematico que le otorga una relevancia mu- cho mayor que aquella que, hasta entonces, se le habia concedido. Fri- edman continua viendo en el congreso de Davos un momento decisivo en la historia de la filosofia del siglo XIX; lo hace, sin embargo, en una perspectiva mds amplia que la traditional, o sea, él no señalaria, mera- mente, el fin del neokantismo y la virada a la Daseinsanalytik, sino el de- cisivo patting of the ways de las dos tendencias antagñnicas del pensai contempor ñneo.4

  3. El aporte de Friedman, sin embargo, no se limita a registrar un “cuando?, cñmo? y donde?” Su repuesta a éstas cuestiones estñ a1 servi- cio de la referente al “porqué?” siendo en éste segundo punto o, mas pre- cisamente, en el modo de su abordaje, en que se encuentran los méritos esenciales de la monografia que analizamos. El “porqué?” no es pensado como de naturaleza histñrico-factua1,5 sino como propiamente filosñfi- co.6 La presencia de dos tendencias inconmensurables en el pensar con- temporñneo es la resultante del fracaso de la aspiraciñn sintética del pro- giama trascendental clñsico. Existe, pues, un nexo intrinseco entre el proceso de disoluciñn del kantismo y la pérdida de unidad de la filosofia contemporanea. El abandono de la aspiration sistematica kantiana con- duce a una desintegracion en la idea misma del quehacer filosñfico.


Evaluaciñn critica


Analizar con un minimo de rigor la tesis de Friedman que refiere el origen del dualismo contemporñneo al fracaso sistematico del kantismo exigiria una nueva monografia. Esta tesis posee tanto importancia his- tñrico-filosñfica cuanto densidad conceptual y, segun sospecho, impli- ca una insuperable dificultad de control metñdico riguroso. Por estas razones, es prudente que no concentremos nuestro anñlisis en su for- mulaciñn mas genérica, sino que adoptemos una perspectiva mas modesta. La posibilidad (y legitimidad) de esta delimitacisn estñ dada por el propio Friedman, segun quien, el naufragio del programa tras- cendental se piocesa a través del neokantismo su ultima expiesiñn historica y la fuente directa, tanto factual cuanto sistemñtica, de her- menéutica y neopositivismo.

Si tuviéramos que evaluar el libro de Friedman en una frase, lo uni- co justo que podria decirse a su respecto serta: “A patting of the ways” contiene un aporte decisivo a los temas que aborda y estñ destinado a constituirse en una referencia imprescindible. Sin embargo, desde e1 punto de vista de una evaluaciñn mas extensa y meticulosa, debemos proceder de un modo mas diferenciado que tome en cuenta peispecti- vas diversas (mas filosñficas o mds histñricas, 7 mas sistematicas o mas factuales, mas generales o mas particulates). En tal sentido, dos obser-

vaciones son imprescindibles como comienzo de cualquier anñlisis:

  1. En la inmensidad del material disponible, nuestro autor fija algu- nos momentos de particular relevancia en torno a los cuales ordena el mismo de una forma, interesante, efectuando asi una valiosisima tarea de sintesis con respecto al tema propuesto.

  2. En los desenvolvimientos particulares, no obstante, se hecha de menos una consideraciñn mas detenida de momentos esenciales del fe- nñmeno estudiado, constatdndose, incluso, ausencias significativas en la literatura trabajada. “A patting of the ways” estñ muy lejos de haber puesto un punto final a1 respecto del tema que se propone; mas bien, él evidencia la necesidad de complementar su agenda de investigacion. Friedman no ignora este estado de cosas (como podria?!) y, por tal mo- tivo, declara en forma expresa limitarse al Congreso de Davos, sus ante- cedentes y consecuencias inmediatas. No obstante, tal restricciñn sñlo puede ser justificada (y concedida) como opciñn puramente metodolñ- gica y no como perspectiva histñrico-filosñfica auto-justificable o legiti- ma en-st. Después de todo, no olvidemos que, de lo que se trata, es de establecer el proceso de separaciñn de las dos tendencias antagñnicas del pensamiento contemporñneo y no de estudiar e1 significado del Congreso de Davos. Por ta1 motivo, no es una exigencia desmedida el requerir que toda ausencia relevante para esclarecer tal separaciñn sea subsanada y toda unilateialidad corregida.



Evaluacion critica: aspectos parciales


  1. Deficiencias dignas de nota son manifiestas en e1 estudio del neokantismo, un complejo movimiento al cual el autor no dedica un anñlisis suficientemente diferenciado. Friedman efectua afirmaciones con respecto al “neokantismo” cuando, en realidad, se limita a investi- gar con detenimiento un autor, Cassirer, un libro de Rickert (“Det Ge- genstand dev Eikenntnis”) y uno de Lask (“Die Logik der Philosophie und die Kategoiienlehie”). Las referencias a Cohen, Natorp y Windel- band, por no mencionai sino tres pensadores indiscutiblemente decisi- vos en el movimiento, son genéricas y circunstanciales.

  2. El vinculo de Heidegger al neokantismo y a la fenomenología vo de Cassirer con e1 neopositivismo acontece en Suecia durante la primera etapa de su largo exilio.10

4. Filosofia analitica y neopositivismo no son lo mismo” y, dado que en la propuesta de Friedman lo que interesa es la filosofia analitica, el coirelato de comparaciñn del neokantismo no puede ser reducido al ne- opositivismo. Si tenemos en cuenta lo anterior, entonces , debe observar- que aun disponiendo de fuentes variadas y geneiosas, la monografia contiene, por ejemplo, ni una unica menciñn a1 impacto del Congreso mundial de filosofia de 1900, al papel de Couturat como mediador euro- peo de la renovaciñn de lñgica y filosofia de la matemdtica y, sobre todo, a los multiples vinculos de Frege con Cohen, Laswitz, Natorp, Bauch y e1 propio Cassirer, por un lado y, por otro, de éste ultimo con Russell e Cou- turat. El unico nexo que Friedman establece entre neokantismo y filoso- fia analltica se funda en la conocida investigaciñn de Gabriel, a la cual en nada contribuye y cuyas notorias insuficiencias repite. Gabriel, se- guido por Friedman, promete estudiar la relaciñn de Frege a1 neokantis- mo cuando, en realidad, sñlo considera su vinculo a la escuela de Baden, limitandose, sin cualquier fundamento, a algunos documentos y pasan-

do por alto otros de no menor importancia. Es con el objetivo de evitar e1 husserliana (movimientos estos que, por su vez, interactuan entre st) es empobrecimiento de una cuestiñn en extremo multifacética, que se considerado en una perspectiva parcial. Sobre cuestiones centrales en los años veinte tales como, por ejemplo, la relaciñn entre sujeto factico y trascendental, ni una palabra.

3. La relaciñn neokantismo-neopositivismo merece una monografia que estñ aun por escribirsa. De la inmensidad de documentos disponi- bles, solo se han abordado, hasta el dia de hoy, unos pocos y esto, de modo aleatorio. El tema mencionado envuelve numerosos autores y un complejo juego de criticas y recepciones de la cual la polémica Cassirer- Carnap constituye tan sñlo un momento. Ahora, aun limitando la inves- tigaciñn, se constatan ausencias dificilmente justificables. La discusisn cassireriana con el fisicalismo de Carnap a través de “Die Logik der KuJ- tuiwissenscha ten” o con la epistemologia neopositivista de la fisica en.general (la cual remite, como a su eje, a la polémica en torno al cardc- ter analitico o sintético de la matematica) no son ni siquiera menciona- das. Mas aun, se ignora totalmente el hecho de que un contacto decisidebe observar que la investigaciñn de Friedman continua manteniendo en el olvido autores de extremo interés para establecer e1 estudio de las relaciones entre neokantismo y filosofia analitica, autores que, incluso, fueron decisivos en el modo germanico de recepciñn del iinyuistic turn como, por ejemplo, Richard Honigswald. Apel, quien cita explicitamente a Honigswald en Transformaciones de la filosofia”, no hace ningun mis- terio sobre las fuentes neokantianas de su reflexiñn.

  1. El estudio del particular modo en que el neokantismo recepciona la nueva lñgica- matematica, un punto clave para establecer su relaciñn con la filosofla analitica, es insuficiente. El tema, central en la perspec- tiva de Marburgo, de la dependencia y suboidinaciñn de la “lñgica for- mal" a la “logica trascendental”, es apenas mencionado; su compleji- dad, relegada a una furtiva nota a1 pié de pñgina; investigaciones clñsicas, im prescindibles en este contexto ,’2 no son consideradas, ni qué decir entonces de otros tiabajos pertinentes menos difundidos.

  2. El abordaje de la recepciñn neokantiana de la “lñgica matemñti- ca" se limita a Cassiiei. La tesis de una efectiva recepciñn neokantiana de la "logistica", via Cassirer, lanzada por Krois y asumida sin nuestro- namiento por Friedman, exigiria muchas precisiones para set verdade- ra. En todo caso, ya en primera instancia, debe estar fuera de duda:

  1. que tal recepciñn se limita a la forma que asume la lñgica-mate- matica en el primer Russell;

  2. que el posicionamien to cassireriano frente a la nueva filosoha de las matemñticas tiene como referencia inmediata a Couturat;

  3. que, en el fondo, y aun cuando circunstancialmente cita a Frege, Cassirer nunca dejñ de interpretar la evoluciñn de la lñgica en una pers- pectiva pre-fregueana, concentrñndose en un antagonismo entre cla- ses y relaciones que no toma nota del cdlculo de predicados y su lugar

decisivo,’°

  1. que Cassiier nunca llegñ a peicibir algo que hoy serta materia de cualquier manual, a saber, que la lñgica matemñtica es bñsicamente

una teoria de la cuantificaciñn;

  1. que su tesis del concepto como "funciñn" no es asimilable a la te- sis de conceptos como funciones proposicionales (en ultima instancia, poique no es una tesis lñgico-formal sino trascendental).


Evaluacion critica: aspectos globales La interpretation de Cassirer

Ouien lee la monogiafia de Friedman no consigue diferenciar e1 Cassirer “real" (en su complejidad e, incluso, vaguedad), de un cierto Cassirer modelado de acuerdo a aquella lelevancia que se le quiere asignar como pensador “actual". La interpretaciñn de Cassirer que Fri- edman ofrece estñ decisivamente influenciada por J. M. Krois, entre cuyos méritos sin duda no figura el comprender el autor mencionado a partir de su contexto neokantiano especifico. ' 4 En tal sentido, entre otras cosas, se hecha de menos en el trabajo de Friedman, una adecua- da localizaciñn de Cassirer en la escuela de Marburgo, no menos que un distingo preciso de lo que es patrimonio comun de la misma e, incluso, manifiesta influencia de Cohen o Natorp sobre Cassirer, y lo que son las contribuciones cassirerianas especificas. Aspectos del pensamiento de Cassirer subrayados por Friedman, no le son exclusivos, sino que repre- sentan trazos muy generales de la escuela de Marburgo. Las teorias cassirerianas sobre la evoluciñn de la lñgica, las matematicas e, incluso, la fisica, son en grande medida deudoras de Natorp. Sin embargo, con respecto a éste, la figura fundamental de la escuela de Marburgo en las primeras décadas del siglo pasado y la ieferencia bñsica del filñsofo que nos ocupa, no se dice una palabra."

De todos modos, ya que lo que realmente interesa en Cassirer a los efectos de la tesis de Friedman es la “Filosofia de las formas simbñli- cas", dejemos de lado aspectos de su pensamiento que no estñn en for- ma prioritaria vinculados a la misma. Concuerdo hasta un cierto punto

que e1 legado esencial de una teoria de las "formas simbñlicas" puede ser visto como la mediaciñn entre la racionalidad técnico-cientlfica y otras formas de saber o, por decirlo de otro modo, como la salvaguarda del pluralismo frente a la unilateralidad de los dos monismos aludidos. No obstante, lo decisivo aqui no es meramente la tesis, sino sus argu- mentos y, desde éste punto de vista, el texto de Friedman merece dos precisiones:

    1. Por las razones que habré inmediatamente de explicitar, el centro de interés cassireriano no es la sintesis particular mencionada sino, en realidad, la disoluciñn de lo que él denomina “las antinomias de la cul- tura”, o sea, la integraciñn harmoniosa de la totalidad de aspectos de la cultura, incluyendo arte, mito, lenguaje, etc. La necesidad de tal inte- graciñn es impostergable, pués no sñlo la ciencia, sino toda expresiñn del “espiritu" (Ge/st), por poseer una naturaleza universal (o sea, por ser capaz, en principio, de abarcar la totalidad de lo posible), pretende constituirse en absoluta, negando asi cualquier derecho a las restantes. Subrayemos: la sintesis entre “la ciencia" y “la vida" no es en Cassirer sino caso particular de una tarea mas abarcadora; parte que jamñs debe ser identificada con e1 todo. Problemas centrales en la peispectiva cas- sireriana como la relaciñn mito-arte, ética-religiñn, lenguaje-mito, etc., por no citar sino algunos, no sñlo no son comprensibles, sino ni siquiera imaginables para quien llega al texto de la "Filosofia de las formas sim- bñlicas” a través de Friedman.

    2. Ahora, aun dejando de lado la falta de una contextualizaciñn adecuada de la tesis cassireriana que se quieie subrayar (y asi, del veida- dero problema al cual ella pretende resolved) y concentrandonos en una peispectiva concientemente limitada, la lectura de Friedman exige un delicadisimo ajuste. La tesis cassireriana subrayada por Friedman su- pone una perspectiva validativo-trascendental ( “yeJtunystb eoretiscb “); la igualdad de derecho (GJeichherecñtiqunyj o equivalencia en la aspi- raciñn a verdad y objetividad de las diveisas formas simbñlicas, consti- tute un elemento imprescindible en la propuesta de una teoiia de las mismas.’6 A primera vista, cuando define una “forma simbñlica" como un modo de comprension del mundo, Friedman focaliza adecuadamen- te este aspecto. Sin embargo, nuestro entusiasta comentador también atribuye a las formas simbñlicas "historicidad" y vincula ésta historici- dad a un cierto piogreso, con lo cual queda amenazado, por no decir cancelado, el esencial principio pluralista. Un historicismo que estable- ce entre las formas simbslicas un orden evolutivo, reintroduce el prima- do de la logica y la racionalidad cientifica que supuestamente se trata- ba de superar.’7 Friedman no percibe que su interpretaciñn de Cassirer en éste punto lo torna inutilizable para la perspectiva conciliatoria que, por otra parte, él considera el mayor mérito de este autor.

Lo dicho nos iemite a un problema aun mas grave, dado que, con toda certeza, no estamos frente a una diiicultad gratuita de Friedman. En efecto, la tensiñn y, por veces, insoportable ambiguedad entre perspectiva estructural y evolutiva, es tan solo una de las tantas presentes en el pensamiento cassiieriano.’8 El hecho que las mismas sean re-des- cubiertas por cada nueva generation que se debruza al estudio de nu- estro filñsofo, las confirma como verdadeias “aporias hermenéuticas", como dificultades atribuibles al propio texto y no a sus lectores. Lo que podriamos denominar "estilo cassireriano de pensamiento", posee un carñcter camaleñnico, el cual, en parte se deriva de un factor personal, en parte de uno sistemñtico. El primero consiste en que Cassirer, quizas justamente por ser un estilista en extremo fluido es, a1 mismo tiempo, un pensador impieciso; el segundo, en que pese a su omnipresente “kantismo" su concepciñn de filosofia es heredera del idealismo aleman y, en consecuencia, posee un marcado rasgo sintético-totalizante (pre- analitico). Este rasgo esta en la base de una dificultad frecuente en sus textos, a saber, lo que deberia ser una sintesis tiende a degradarse o en tensiones no resueltas o en conjunciones agregativas que posponen los problemas que estaban llamadas a solucionar. Dificilmente se encuen- than en e1 pensamiento de Cassirer distinciones precisas, opciones cla- ras y, mucho menos, alternativas excluyentes. El auf-auf, por emplear una conocida expresiñn de Kierkegard, le es totalmente desconocido.

Existen pensadores fundamentales y secundarios. Existen, ade- mas, pensadores sugestivos que, aun cuando jamñs se tornan determi- nantes, nunca caen en el olvido absoluto, sino que experimentan “Re- nassaince" periñdicos. Cassirer es un pensador de este tipo. En él se encuentra una fuente de inspiraciñn generosa que llama al desenvolvi- miento de las propias ideas,” aun cuando, dificilmente, su pensamien- to como un todo contenga una respuesta inequivoca a cuestiñn deter- minada alguna. En tal sentido, la propuesta de tomar a Cassirer como base de un nuevo comienzo, st ella aspira a ser asumida en un sentido

pleno, supone un arduo trabajo interpretativo previo. Si entiendo a Fri- edman, aqui hay una 2ap ropuesta diferente de la anterior y que se limi-

ta a llamar la atenciñn sobre los estlmulos o inspiraciones que Cassirer pueda ofrecer.

Sea hecha justicia, st Friedman aparenta en las primeras pñginas un radical entusiasmo con respecto a las posibilidades de la "Filosof:a de las formas simbolicas” como salida para las antinomias de la reflexion con- temporñnea luego, en breves indicaciones, asume una evaluaciñn mas austera: si hay en Cassirer un punto de partida, tratase tan sñlo de un punto de partida. Sin embargo, aun asI, aun como punto de partida; no seiia una “feliz casualidad" (9lticklichei Zulall› que justamente un pensa- dor que, por su estilo de pensamiento y concepcisn de filosofia, es “pre- analitico”, fuese aquel destinado a oriental la filosofia pos-analitica? Es posible una filosofia pos-analitica que comprometa el principio del anñ- lisis o lo liberalize con tal generosidad que lo torne irreconocible? “Superaciones“ sñlo tienen sentido, cuando lo que las orienta no es la mera constataciñn de una carencia, sino la posibilidad de una Au#iebun9.



Geist und Letien": Neopositivismo y analitica-existencial


El modo genérico en el cual Friedman aborda e1 neokantismo no es sino caso particular, de una cierta falta de intimidad con la filosofia ale- mana de la virada de1 siglo, falta de intimidad que constituye e1 momen- to mas frñgil del trabajo que analizamos. Si se atiende de un modo cut- dadoso al contexto histsrico en el cual Friedman pretende basarse, la tesis, en principio plausible, que situa la razñn del hiato caracteristico del pensar contemporaneo en la disgregaciñn filosñfica entre ciencia y existencia, sñlo es sustentable con numerosas y sustanciales precisio- nes, lo que, en definitiva, obliga a reformularla. En todo el libro que co- mentamos no hay una unica referencia ni a la discusiñn caracteristica de fines del siglo XIX entre filosofia como ciencia (o “filosofia cientifica) y como “visiñn del mundo" (lVeJtanschauuny), ni a la eclosion de la filo- sofia de la vida en los años subsiguientes a la primera guerra mundial que, como es sabido, torno irreversible al fin del neokantismo clñsico. El resurgimiento diltheano en Alemania (Simmel, Eucken, etc.), e1 reinado de Bergson en Francia o, mas alla de esto, las multiplas formas de irra- cionalismo de los años veinte, no son ni siquiera mencionadas.

Si tenemos en cuenta lo anterior, entonces, la actualidad de una te- oria de las formas simbñlicas, que tanto ha fascinado a Friedman, no es ni un “yJiic£/icber ZufaiJ", ni un indicio de que Cassiiei se encontraba mas allñ de su tiempo. Por e1 contralto, la superaciñn del cientificismo y el simultaneo rechazo del irracionalismo son manifestaciones inequivo- cas de su contexto especificamente neokantiano. Si la piimera guerra mundial signaliza el declinio del neokantismo en su forma traditional, ella marca también una renovaciñn filosñfica desenvuelta a partir del mismo. De ella hacen parte la “Filosofia de las foimas simbñlicas", no menos que la “Allgemeine Ps/chologie" de Paul Natorp. El hecho que Cassirer inicio a la "Filosofia de las formas simbolicas" en 1917 inten- tando satisfacer la necesidad maiburguesa (reiteradamente indicada por sus criticos) de completar la epistemologia de la fisica y matemñti- cas con una epistemologia de las “ciencias del espiritu” (Cleisteswis- senschalten), es un dato fundamental que ninguna lectura de la misma puede pasar por alto. En suma, el aspecto que Friedman valoiiza en Cassirer y que le induce a visualizar plena actualidad en su propuesta, no le es ni propio ni exclusivo, sino que prolonga una tendencia asumi- da por e1 neokantismo marburgués a partir de Natorp. Mas aun, sobre el tema ”Espiritu y vida" t"Cleist und Leben”j existe una infinidad de escri- tos producidos por los neokantianos en las primeras décadas del siglo (algunos, incluso, por el propio Cassirer).

Una vez que estñ fuera de duda que “La filosofia de las formas sim- bñlicas” surge en el marco de la oposiciñn del neokantismo a la “filosofia de la vida”, entonces, resulta obvio que ella no deriva de la tensiñn Da- seinsanalytik neopositivismo, ni es un intento de mediaciñn en la mis- ma. Mas aun, el piopio antagonismo esencial que, segun Friedman, cristaliza a partir de 1926 como a patting of the ways, no puede ser visto sino como un nuevo capitulo de una polémica ya en curso. El conflicto entre la ciencia y la vida, la racionalidad cientifica y el irracionalismo, en forma alguna es exclusivo del corte operado en la filosofia contempo- rñnea y, por tanto, no puede ser definitorio del mismo o proporcionar la clave para su comprensisn. Ni Heidegger ni Carnap deben ser vistos, por lo menos unicamente, como el inicio de algo sino, en todo caso, como desenlace (desenlace que, en perspectiva histñrica, parece evi- denciarse como no definitivo) de un conflicto ya existente,

Si, en el marco de la tiadicion analitica, hoy es posible constatan una necesidad de re-encontrar el camino a la existencia concreta, es falso que, desde la perspectiva de una historia de la filosofia del siglo XX, esto constituya un hecho sui yeneris que sea propio, especifico exclusivo del momento actual de la corriente mencionada. La exigencia de una filoso- fia prñxima a la vida, por contraposiciñn a una filosofia que se orienta a la ciencia, no caracteriza de modo ni suficiente ni adecuado la cisiñn en- tre filosofia analltica y continental desde el punto de vista global de la historia de la filosofia. El olvido programñtico de la historicidad del pen- sar, propugnado, en sus comienzos, por el anñlisis logico, no lo condena a que, paradñjicamente, aun en at momento en que se propone corregir esta unilateralidad a redescubiir o repetir una discusiñn ya acontecida?


Filosofia “analitica" y “continental”: una versién histérico-filosofica del “problema de la demarcacién"

Es loable que un pensador que proviene de la tradiciñn analltica considere un problema sistematico en una perspectiva que, no por ser histñrica, deJa de ser considerada filosofica. No olvidemos, sin embargo, que perspectiva historica no debe identificarse con mero acumulo de cuestiones factuales. La veidadera tarea a ser cumplida jamñs deja de poseer un aspecto sistemñtico-conceptual. Se puede concordar con la tesis de la existencia de un hiato presente en y definitorio de la filosofia contempoiñnea, se pueden concedes todos los hechos referidos al res- pecto y, no obstante, ofrecer determinaciones diversas tanto de en qué consista e1 mismo cuanto cada uno de sus elementos. Si es posible constatar un amplio consenso en torno a la existencia de dos coriientes inconmensurables, no se percibe el minimo acuerdo sobre el cñmo de- ban conceptuarse las mismas. En principio, la unidad ostentada por cada una de ellas no parece ir mas allñ de la que le otorga la oposicion a su adversaria. Ahora bien, serta ciertamente retroceder a un estadio inferior de comprension histñrico-sistematico si, frente a la dificultad indicada, nos limitasemos a describir la filosofia del siglo XX como una sumatoria de escuelas y autores segun los criterios en uso en manuales e histoiias de la filosofia (por ejemplo, Escuela de Frank(urt, anñlisis de Cambridge, estructuralismo, fenomenologia, pos-modernismo, etc.).

Volvamos, pués, al punto de vista de la dualidad y piofundicemos e1 modo en que Friedman la determina. Ha devenido lugar comun en el am- bito anglo-sajsn el considerar la divisiñn del pensamiento contemporñ- neo como teniendo lugar entre filosofia "analitica" y "continental". Aho- ra bien, en éste modo de establecer el antagonismo existe un error categorial en cuanto se contrapone algo establecido sobre la base de criteiios geogrñficos a algo establecido sobre la base de criteiios siste- maticos, situandose asi en relaciñn una conceptualizaciñn relevante desde el punto de vista de la filosofia y un meio hecho contingente .20 Poco mejora la situation si adoptamos consecuentemente un principio geogrñfico y contraponemos "continental" a "anglosajñnico". En tal ca- so, si bien se evita el error categorial, la verdadera tarea iilosofica estñ aun por realizaise, como se hace manifiesto en ciertos incñmodos desa- justes. Incluso concediendo que la filosofia analitica sea anglosajona, sus raices continentales no pueden ser ignoradas. Las fuentes austio- germñnicas del "anñlisis" son hoy innegables. Mas aun: no es inequivo- camente "continental" el origen, no sñlo geogrñfico, sino sistematico del neopositivismo? Y no fueron Wittgenstein y Frege "continentales”? Por otra parte, la propia filosofia "continental" ofrece, a partir de los años 60, una situaciñn en extremo diversa en Francia y Alemania con respecto al tema que nos ocupa. En tanto que la filosofia "francesa" tendiñ (no sin honrosas excepciones 2’) a profundizar el hiato,22 la alemana procuro (no sin variaciones significativas), e1 camino de una cierta integraci ñn . 2°

Siendo inadmisible tanto el superponer principios clasificatorios sistemñticos y factuales, cuanto el restringirse a estos ultimos, el unico camino que resta es entonces, apelar a un criterio filosñfico que, en cuanto tal, sea a la vez sistemñtico e histñrico.24 Solo asi, su vinculo con lo

clasificado deja de ser una pura contingencia, pues se mueve en e1 mar- co de conceptos que son inmanentes al mismo. Este procedimiento fun- da una razonable esperanza de alcanzar una soluciñn. Por st sñlo, sin embargo, el no garante la misma: dos ulteriores condiciones son igual- mente esenciales. Todo principio clasificatorio debe, por un lado, satis- facer de modo simultñneo exigencias excluyentes, a saber, ser, al mis- mo tiempo, suficientemente preciso y suficientemente amplio, por otro, establecer un hiato de tal tipo que no torne incomprensible la actual tendencia a una apioximaciñn y sobre todo, at modo en que ella se pro- cesa. Ahora bien, no veo modo mas adecuado de cumplir con las exi- gencias establecidas que formulas la heterogeneidad radical caractens- tica del pensamiento contemporñneo como teniendo lugar entre lilosofia analitica y fenomenolSgico-hermenéutica . 25

La filosofla analitica se ha revelado a través de su historia, aun en curso, como dinamica y flexible en extremo, a tal punto que, en los ulti- mos años, su propio concepto debts ser ieflexionado con intensidad por pensadores que se auto-consideran parte integrante de tal movimiento convirtiéndose, incluso, en un tema extremamente actual en el mismo. Dado este estado de cosas, resulta llamativo el hecho que Friedman no ofrezca un anñlisis expreso sobre este punto, mñxime cuando asume so- bre el mismo posturas implicitas en extremo polémicas como, pot ejem- plo, el tomar Carnap como referencia de la lilozolia analitica y focalizar e1 estudio de su antagonismo con la continental en torno al neopositivismo. Si pretendemos tematizar e1 hiato presente durante décadas, este no puede en modo alguno ser adecuadamente definido como teniendo lugar entre Daseinsanal/tik y neopositivismo. Acaso, por citar una alternativa posible (y, podriamos decir, “clñsica"), no es el antagonismo anñlisis del lenguaje andlisis de la conciencia un recurso mas adecuado para evi- denciar el punto neurñlgico de la “separaciñn de los caminos"? Cñmo de- bemos agrupar, por su vez, la filosofia analitica y, eventualmente, en base a qué criterios? Es Frege un filñsofo analitico? Y Russell? Es la feno- menologia husserliana parte originaria del movimiento continental?



Observaciñn final


En e1 contexto limitado de las relaciones alma-cuerpo, Dennett lla- ma la atenciñn sobre un principio general del quehacer filossfico, a sa- ber, que gran parte del mismo consiste, sino en formulas la pregunta correcta. Podemos con provecho aplicar ésta observaciñn al caso parti- cular que nos ocupa: lo que aqui aun falta es la formulaciñn precisa de las preguntas ciertas. Las investigaciones de Friedman constatan el an- tagonismo al cual nos hemos referidos innumeras veces y la actual ten- dencia a su superaciñn, estudiando sus origenes. Implica, no obstante, el hecho de la divisiñn, que en cuanto hecho, es incuestionable, una in- conmensurabilidad sistematica absoluta? Es cierto que los protagonis- tas, en un cierto momento, se comportan como st asi fuese. Sin embar- go, la existencia de una comunidad mas esencial subyacente al antagonismo y que persiste, aun cuando toda comunicaciñn es inter- rumpida, es una posibilidad que no puede ser descartada sino luego de cuidadoso estudio. De confirmarse que justamente éste es el caso, una relacion positiva entre filosofia analltica y fenomenolñgico-hermenéuti- ca no debe ser producida porque, en realidad, nunca dejñ de existir. Si ya partimos del momento de la divisisn y asumimos como principal ta- rea el fijar la misma, corremos el peligro de perder de vista una otra em- presa, quizñs la verdaderamente esencial. Hemos intentado desenvol- ver un tal enfoque en nuestras investigaciones, en las cuales evidenciamos que, consideradas en la perspectiva de la historia de la lilosofia como un todo, filosofia analitica y fenomenolñgico-hermenéuti- ca, aun cuando, percorren caminos diferentes, no sslo tienen raices co- munes y, hasta cierto momento, un desenvolvimiento conjunto y una in- teracciñn intensa, sino que, ellas son expresiones de un idéntico “turn”, sñlo en e1 contexto del cual adquiere sentido su radical diferencia.

Sño Paulo, marzo de 2003


PORTA, M. A. G. A parting of the ways (a critical analysis of Michael Friedman’s book). Rans7Foim/Aqâo, (Sño Paulo), v.27 (1), p.61-77, 2004.


8 KEY WORDS: Analytic philosophy; hermeneutics; phenomenology; philoso- phy of symbolic forms; Davos Congress.



Referéncias bibliograficas


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FRIEDMAN, M. A patting of the Ways: Carnap, G'assirer and ffeideyqer. Chica- go and La Salle/Illinois: Open Court, 2000 (1‘ ed.).

HAGERSTROM, A. Eine Studie zui sch wedischen Philosophie dev Gegen wait. Gñteberg, 1939a.

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PORTA, M. A. G. A Iiloso!ia a paitir do seus pioblemas. Sño Paulo: Loyola, 2002.

La teorla del numero en Natorp y Cassirer" (1898-1910): una contri- bution histñrica al estructuralismo matemñtico y a los orlgenes del se- mantic turn. Themata. Sevilla, XVII, 1996, p.199-222.

La unidad de la filosofia contemporñnea del punto de vista de la his- tora de la filosofia, Aans/Foim/Aqâo, Sño Paulo, 2002.

1 “A patting of the Ways: Carnap, Cassirer and Heideggei”. (Chicago and La Salle, Illinois. Open Court, 2000 (1’ ed.)

2 Profesor da PUC/SP.