Comentario a “El acontecimiento de una verdadera vida: la filosofía de François Jullien y el recurso cristiano”
Agostino Molteni[1]
Referencia al articulo comentado: Solís-Nova, David. El acontecimiento de una verdadera vida: la filosofía de François Jullien y el recurso cristiano. Trans/Form/Ação: Revista de filosofia da Unesp, v. 47, n. 3, e0240086. Disponible en: https://revistas.marilia.unesp.br/index.php/transformacao/article/view/14993.
Con este comentario laico, es decir, sin pasar por la fe, no pretendemos producir una discusión erudita sobre los núcleos de las obras de Jullien y del notable artículo de Solís-Nova (2024), pues la cuestión puesta por Jullien es "no estar en la vida" (être en vie) con una esencia muerta, a saber, como si la vida fuera una Teoría pre-supuesta, sino cómo tener vida en uno mismo (avoir en soi la vie) (Jullien, 2018, p. 55).
Ofrecemos aquí dos sugerencias que pueden ser entendidas como caminos abiertos para una ulterior reflexión filosófica.
La primera: el pensamiento de Cristo. Para Jullien reconocer el pensamiento del otro como un "recurso de pensamiento y un recurso de vida" (ressource de vie) (Jullien, 2018, p. 25) termina con "la oposición tradicionalmente impuesta de lo profano y de lo sagrado" (Jullien, 2018, p. 25), lo que significa que todos son imputables, que no existe una zona misteriosa de inimputabilidad y, por ello, tanto Dios como los hombres, deben ser juzgados por el modo como ponen y com-ponen actos cívicos-jurídicos-económicos. El mismo pensamiento cristiano no escapa de esta imputabilidad a condición de que sea pensado como un "recurso", sin atrincherarse en los clichés que, a menudo, históricamente, lo han banalizado o excluido a priori del ágora pública. Ahora bien, en este punto Jullien prefiere hablar de "recursos del cristianismo" y toma como material de su reflexión las afirmaciones contenidas en el Evangelio de san Juan. Elección legítima por la necesaria brevedad de lo que era la conferencia que dictó y que ha sido enseguida publicada en Ressources du christianisme. Por otro lado, es sumamente valorable que Jullien considere que el contenido de los Evangelios sea propiamente un pensamiento, lo que no es de ningún modo obvio y, al contrario, es felizmente novedoso en el panorama histórico-filosófico. Sin embargo, es como si Jullien tomara estas afirmaciones sin considerar el Sujeto que las ha pronunciado en el ágora pública, a saber, es como si no reconociera a Cristo como el acontecimiento de un pensamiento. A este propósito, san Pablo había hablado claramente del "pensamiento de Cristo" (Primera carta a los Corintios 2, 16) y Nietzsche había señalado justamente que “la palabra 'cristianismo' es un malentendido. En el fondo no ha habido más que un cristiano y ese murió en la cruz” (1981, p. 69). Si Solís en su artículo alude en una escueta afirmación al "pensamiento de Cristo", lo que proponemos es que no solo las afirmaciones contenidas en los cuatros Evangelios sean considerados como "recurso" para el pensamiento filosófico, sino que el "recurso" del pensamiento cristiano debe ser encontrado – sin pasar por la fe – ante todo y sobre todo, en el mismo pensamiento, en la misma lógica y método con que Cristo ha pensado hacer acontecer su cuerpo en la encarnación y ha pensado salvar a los hombres. Es propiamente el "recurso" que es el pensamiento de Cristo lo que, usando las expresiones de Jullien, se debe "repensar", "arriesgar de nuevo" (a nouveau se risquer), poner de nuevo al trabajo (remettre au travail) (Jullien, 2018, p. 29), pues permite pensar lo no pensado por la filosofía griega, a saber, no solo el "acontecimiento" (Jullien, 2018, p. 47-48; Novoa Rojas, 2020, p. 44), sino que el acontecimiento que es el mismo pensamiento de Cristo. De lo que se trata es de no excluir y más bien explotar la "capacité productrice" (Jullien, 2018, p. 19) económico-cívica del acontecimiento del pensamiento de Cristo. Esta, a nuestro parecer, es la novedad aún no pensada por la reflexión filosófica (y casi totalmente olvidada en la teológica). Además de la decisiva necesidad de reconocer a Cristo como un pensador laico en cuanto ha expuesto su pensamiento en el ágora pública sin recurrir a discursos ex cathedra coeli (ha hablado de sembradores, viñateros, cerdos, ovejas, etc.), se necesita que el pensamiento laico-filosófico salga del cliché que considera a Cristo como un Dios que ha caído del cielo y que se ha implantado en la tierra como algo ya-hecho y concluido, que no necesita acontecer de modo pensado y pensante. Lo que significa que también el pensamiento filosófico debe desvincularse de la tentación del docetismo que consideraba el cuerpo de Cristo como mera apariencia en cuanto no pensado ni pensante. En otros términos, el mismo pensamiento laico-filosófico debería volver a reflexionar y reconocer la lógica y el método por medio de los cuales Cristo ha pensado cómo encarnarse, a saber, cómo ha pensado hacer acontecer su cuerpo de hombre y cómo ha pensado salvar a los hombres (de modo distinto de lo que proponemos, véase las críticas a Jullien y a su Recursos del cristianismo hechas por Vidalin, 2020). Por tanto, se necesitaría que el pensamiento laico-filosófico tome en serio el recurso que puede ser el Evangelio del cuerpo de Cristo, la Buena Noticia que puede representar para cualquier pensamiento la lógica de su encarnación y de su redención.
Para cumplir con esto no es necesario pasar por la fe, "estar adentro" o "estar afuera" de la cristiandad, sino estar en el "pórtico" (para usar una expresión de Péguy: 2014, p. 625), a saber, allí donde moros y los mismos cristianos deberían estar, es decir, allí donde pueden ser sorprendidos por el recurso de la imputable lógica de la encarnación y redención de Cristo. Con esto se terminaría la querelle de pensar este pensamiento entre los límites de la razón (Kant) (el pensamiento no tiene límites, no es provinciano), o pensarlo contra la razón (caminos que Jullien (2018, p. 20) justamente rechaza).
La segunda sugerencia: tener en sí la vida (avoir en soi la vie). En este punto suplementamos lo que ha escrito Jullien (2018, p. 53-70) sobre este punto y ha desarrollado Solís en su artículo, con una sugerencia. La cuestión avoir en soi la vie nos parece fundamental para co-instituir una efectiva modernidad, un sujeto realmente laico, competente de su pensamiento, que sea primum ius, superiorem non recognoscens. Se podría decir que las antinomias que han desgarrado la modernidad (y que, nos parece, aún están vivas en la así llamada posmodernidad) han sido, entre otras, las de la autonomía vs. las de la heteronomía, las del sujeto vs. las de la sociedad, las de la autoridad vs. las de la libertad. Estimamos que el grito de Rimbaud continúa siendo legitimo también en nuestros tiempos: Je veux la liberté dans le salut: comment la poursuivre? (1984, p. 131) ¿Cómo tener en sí una vida pensada y pensante que no sea sumisa a saberes superiores, epi-stemológicos? Dicho de otra forma: ¿Cómo descender de otro pensamiento o, como dice Jullien con bella expresión, remonter, "remontar" el otro pensamiento (2018, p. 47) sin ser alumnos repetidores, sectarios, apologetas de una escuela de pensamiento, peor aún, sin ser profesores de filosofía y no filósofos, explicadores de pensamientos ajenos y no pensadores? (véase la cuestión puesta por Bogéa, 2024). En este punto, sintéticamente podemos retomar el recurso del pensamiento de Cristo en el encuentro con la Samaritana (Juan 4, 14. Ofrecemos una lectura diferente de la de Jullien (2018, p. 63-64)). Cristo dice: el "agua", a saber, el mismo pensamiento con el que Yo hago acontecer mi cuerpo, yo lo co-instituiré en ti, de modo que en ti misma brotará-acontecerá un pensamiento de vida que no muere. No se trata aquí del ofrecimiento de una escolástica philosophia perennis, menos aún se trata de un pensamiento causado, efecto de una causa (el mismo Jullien justamente excluye de la noción de "acontecimiento" cualquier causalidad: Jullien, 2018, p. 48). Se trata, ante todo, de que haya un sujeto que co-instituya, a saber, engendre y no cause, es decir, que produzca su propio pensamiento como "recurso" que da que pensar y vivir, a saber, como principio de placer para el pensamiento de "otro", a saber, que se co-instituya una real amistad del pensamiento (filo-sofía).
Referencias
BOGÉA, D. Sobre a filosofia como investigação de questões existenciais. Trans/Form/Ação: Revista de Filosofia da Unesp, Marília, v. 47, n. 1, e0240012, 2024.
JULLIEN, F. Ressource du christianisme. Paris: Editions de l'Herne, 2018.
NIETZSCHE, F. El Anticristo. Madrid: Alianza editorial, 1981.
NOVOA ROJAS, F. El testimonio del fruto. Los acontecimientos apilados a partir del pensamiento de Jean Luc Marion, Revista de filosofía, v. 17, n. 1, 2020.
PÉGUY, C. Le porche du mystère de la deuxième vertu. En: Œuvres poétiques et dramatiques. Paris: Gallimard, 2014.
RIMBAUD, A. Poésies. Paris: Librairie Général Française, 1984.
Solís-Nova, David. El acontecimiento de una verdadera vida: la filosofía de François Jullien y el recurso cristiano. Trans/Form/Ação: Revista de filosofia da Unesp, v. 47, n. 3, e0240086. Disponible en: https://revistas.marilia.unesp.br/index.php/transformacao/article/view/14993.
VIDALIN, A. En-deçà de la résurrection. À propos de: G. Jullien, Ressources du christianisme. Nouvelle revue théologique, v. 142, n. 1, pp. 103-112, 2020.
Recibido: 04/01/2024 – Aprobado: 12/01/2024 – Publicado: 20/03/2024
[1] Investigador en la Facultad de Estudios Teológicos y Filosofía de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, Concepción – Chile. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-5392-0183. E-mail: amolteni@ucsc.cl.