comentÁrio

Sobre el capitalismo como práctica social

 

Hernán Gabriel Borisonik[1]

 

Referência do texto comentado: Hora, L. DA. Capitalismo como prática social?: os potenciais e desafios de uma aproximação entre o practice turn em teoria social e a interpretação do capitalismo. Trans/Form/Ação, vol. 43, n. 3, p. 241 –262, 2020.

 

Pensar el capitalismo actual (ya también llamado post capitalismo en algunos casos, como lo hizo Romandini (2018), entre otros) es un ejercicio tan complejo como necesario. Complejo porque la crisis actual (acelerada por la llegada del estado de alerta frente al COVID-19 o Coronavirus, pero que es notoria y evidente por lo menos desde el año 2008), fruto de una serie de políticas globales en favor de las minorías más ricas del planeta que se vienen llevando a cabo desde la década de 1970, reclama una reelaboración en todos los contornos de la vida humana, desde los hábitos más automatizados hasta las concepciones más profundas y desde la metafísica hasta la economía. Y necesario porque ya se ha puesto de manifiesto sobradamente que las condiciones actuales de vida ponen en claro peligro la subsistencia del género humano y, más en general, de todo el sistema ecológico del planeta.

Las circunstancias por las que estamos atravesando hacen que estas reflexiones se hayan multiplicado de manera exponencial en prácticamente todas las disciplinas que el siglo XIX nos hubo de legar. Eso muestra una indudable preocupación colectiva por el futuro, a la vez que una carencia a la hora de generar o proyectar una imagen de los tiempos por venir. En su ensayo “Capitalismo como prática social?: os potenciais e desafios de uma aproximação entre o practice turn em teoria social e a interpretação do capitalismo”, Leonardo da Hora indaga el ámbito de las prácticas sociales (en algún sentido, en oposición o como complemento de las categorizaciones centradas en las “acciones” sociales) como modo de acercarse a un conocimiento de aquellos puntos que constituyen “la especificidad de la práctica social capitalista”, es decir algo así como la esencia o naturaleza del capitalismo.

El autor plantea una ampulosa y precisa hipótesis[2]: “la única manera de proporcionar un criterio más preciso para la reconstrucción del horizonte simbólico e interpretativo de la práctica capitalista es considerando la centralidad y la importancia fundamental del fenómeno monetario en la economía capitalista”. Sin embargo, no resuelve la cuestión sino que la deja planteada como posibilidad hacia el futuro o línea a desarrollar. Asimismo, busca delinear un abordaje alternativo acerca de la práctica social capitalista que no se sostenga solamente en sus características sistémicas y substancialistas. Frente a eso, llama la atención la ausencia de una invocación metodológica a Marx, pues así podría más fácilmente recordar que para el materialismo histórico no es posible llevar adelante un análisis de los sistemas económico-políticos sin un anclaje en las trayectorias, contextos y escenarios concretos a través de los que las relaciones sociales de producción han ido tomando forma a lo largo del tiempo. Y algo similar podría realizarse (sólo por citar dos ejemplos, tal vez los dos más clásicos posibles) con una categoría central del pensamiento de Gramsci, como es la de “bloque histórico”, a través de la cual se vinculan estructura y superestructura de un modo delimitado y situado. Pues si bien, como el autor lo explica, una pesquisa puramente estructural dejaría de lado una serie de elementos del todo importantes para la comprensión del capitalismo (y del fenómeno monetario en su interior). Finalmente, propone la idea de llamar imaginación capitalista a una serie de supuestos teleológicos (basados fundamentalmente en la presunción de un posible crecimiento económico ilimitado) que bien podrían ser asimilados por las formas de la ideología, también definidas por el marxismo clásico.

En un contexto de crisis permanente, la idea de recuperar las prácticas como objeto de estudio de las ciencias sociales y humanas es muy atractiva. El capitalismo es, entre otras cosas, una práctica (o una serie de prácticas) colectivamente introyectada y reproducida. Tomarse el trabajo re llevar a cabo formulaciones y análisis sobre esta praxis social parece una cuestión de relevancia, que podrá dar pie y complementar, de igual forma, los modos de articulación y resistencia que cada comunidad sea capaz de crear. Será, entonces, preciso esperar los nuevos avances que en este campo se vayan dando y puedan favorecer la comprensión del capitalismo, así como los usos del dinero y las formas ideológicas que lo caracterizan en este siglo XXI, que promete modificar nuestros esquemas conceptuales de un modo radical.

 

Referencias

Borisonik, Hernán. Dinero sagrado. Buenos Aires: Miño y Dávila editores, 2013.

Borisonik, Hernán. $oporte. Buenos Aires: Miño y Dávila editores, 2017.

LUDUEÑA Romandini, Fabián. Arcana Imperii. Tratado metafísico-político. Buenos Aires: Miño y Dávila editores, 2018.

 



[1] `Docente en Universidad Nacional de San Martín – UNSAM – y pesquisado rem Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas – CONICET. ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3247-043X. E-mail: hborisonik@unsam.edu.ar.

[2] Hipótesis con la que personalmente concuerdo de modo general. Remito a Borisonik (2013; 2017) como breve justificación del interés compartido por un análisis del capitalismo que se dedique a profundizar en las profundas aguas del dinero más allá de sus aristas más evidentes.