La vulnerabilidad social y el género en personas adultas con altas capacidades Artigos
Revista Diálogos e Perspectivas em Educação Especial, v. 10, n. 1, p. 143-152, Jan.-Jun., 2023 145
y de sus conclusiones se puede extraer que no existían diferencias de género en relación con el
porcentaje de identicación en niños y niñas de 3 a 5 años, pero si las había en escolares de mayor
edad: de 6 a 12 años, se identicaba al 42% de niñas, y de 13 a 17 años, este porcentaje disminuía
siendo de un 27% de niñas frente a un 73% de niños identicados.
En un intento de discutir la invisibilidad de la mujer con altas capacidades, es importante
destacar que el constructo del ser femenino se forma a través de la identidad, la cual está relacionada
con la cultura y a la sociedad (HALL, 2006). Pérez y Freitas (2012) exponen que la construcción
de una identidad de ‘mujer con altas capacidades’ conlleva a elaborar dos procesos distintos: ser
mujer y tener altas capacidades. Ambas identidades deben contar con modelos, comportamientos,
actitudes, valores y/o expectativas de referencia, pues de lo contrario, este proceso se puede
quedar incompleto y en determinadas ocasiones, hay que equilibrarlo. Además, señalan que estas
representaciones forman parte de un proceso cultural, que puede construir una identidad tanto
individual, como colectiva y, si se producen contradicciones en relación a valores y sentimientos o
incluso un rechazo su capacidad, puede ocasionar una inhibición de su potencial en relación a su
papel social de madre, mujer o ser humano (PÉREZ; FREITAS, 2012).
La representación de la mujer con altas capacidades en la sociedad respecto al varón es
muy escasa (MUÑOZ DELEITO, 2018) y, además muestran comportamientos diferentes ya que,
por lo general, encubren sus capacidades por temor a no ser aceptadas socialmente, inuenciadas
por el contexto social, familiar o educativo (REIS, 2000).
En las investigaciones de Pérez (2008) y Pérez y Freitas (2012) realizadas con las
mismas mujeres con altas capacidades en dos periodos temporales distintos, se percibió como la
identicación acontecida tres años antes, en 2008, favoreció la construcción de la identidad de estas
mujeres como personas con altas capacidades, así como la aceptación de su condición. A pesar de
ello, se constató que las mujeres seguían enmascarando u ocultando sus habilidades.
En relación con la baja representatividad femenina en las altas capacidades, es importante
abordar la vulnerabilidad social de la mujer con y sin altas capacidades en la sociedad. Según
Nogueira (2020), en la diferenciación de roles previstos en la sociedad para mujeres y hombres, surge
la desigualdad social de la mujer, donde se encuentra en una posición de desventaja en relación con
los hombres, que poseen un función de mayor importancia, demostración de fuerza y poder. Puede
que en esta diferenciación social, surja una de las muchas vulnerabilidades sociales de la mujer.
Concretamente sobre de la vulnerabilidad social de la mujer con altas capacidades,
el Comité Económico Social y Europeo (2013), indica que las chicas con altas capacidades son
consideradas un grupo de riesgo y especialmente vulnerable. En esta línea, la vulnerabilidad se
dene como el riesgo, las amenazas, las crisis que pueden infringir daño o fragilidad, por tanto, se
trata de un concepto amplio y puede sobrevenir a cualquier persona, ya que se relaciona tanto con
factores externos, situaciones que ocurren en la vida cotidiana, como con factores internos, es decir,
la reacción o afrontamiento a dichas situaciones (VALDÉS GÁZQUEZ, 2021).
La autora Virgolim (2021) señala, además, que el público con altas capacidades es en sí
mismo es un colectivo vulnerable. Expone que algunas características físicas, comportamentales o
emocionales de estas personas, pueden llevarlas a ser más vulnerables a situaciones de acoso escolar,
por ejemplo, indica que, debido a la mayor sensibilidad e intensidad emocional, el acoso puede
encontrar un terreno fértil en estos alumnos.